Gastos pequeños… esos que son tan imperceptibles que pueden afectar tus finanzas personales en un abrir y cerrar de ojos. El símil entre las hormigas y los egresos es perfecto.
Haces un retiro del cajero, digamos de $50 000, y de camino al trabajo te antojas de un café. Gastas $3000. Más tarde te da hambre en la oficina y vas a una máquina a comprar galletas. Se van otros $2000. Así te pasas el día y cuando llegas a casa descubres que te gastaste más de $30 000 en pequeñeces. “Ojalá me hubiera contenido o ahorrado el dinero que tenía”, dirás.